El transporte marítimo es uno de los más difíciles de electrificar y descarbonizar. Pero, reducir las emisiones de CO₂ del transporte marítimo es una cuestión de obligado cumplimiento. Según la OMI -Organización Marítima Internacional- las emisiones de CO₂ tienen que disminuir al menos un 40% de aquí a 2030 y un 70% de aquí a 2050. Pero, ¿qué alternativas existen? En el post de hoy vamos a hablar de los combustibles sintéticos.
Combustibles neutros vs. combustibles cero emisiones
Primero, los combustibles que no emiten CO₂ ni en su producción ni en su combustión se denominan combustibles neutros. Algunos ejemplos son los combustibles sintéticos y algunos biocombustibles. Aunque sean neutros en CO₂ pueden emitir otro tipo de partículas contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOx).
En cambio, los combustibles que no emiten CO₂ en su combustión pero sí en su producción se denominan combustibles cero emisiones. Por ejemplo, el hidrógeno.
Combustibles fósiles vs. combustibles sintéticos
Los combustibles fósiles proceden de recursos limitados y no renovables, como el petróleo y el gas natural.
Los combustibles sintéticos proceden del hidrógeno y el dióxido de carbono. La electricidad necesaria se suele obtener de fuentes de energía renovables como la eólica. Pero, el proceso de producción consume una gran cantidad de energía. Además, se pierde alrededor de un 70% de energía cuando se quema en un motor de combustión.
Otra opción que se está usando de forma transitoria son los motores de doble combustible que utilizan combustibles fósiles y sintéticos de forma intercalada.
Todos los combustibles alternativos tienen sus pros y sus contras. Los colores se utilizan para denotar la sostenibilidad de los distintos modos de producción. Por ejemplo:
- El hidrógeno puede ser gris, azul, verde o rosa.
- El amoníaco puede ser gris, azul o verde.
- El metanol puede ser verde, gris, marrón o azul.
La complejidad de la transición en la industria marítima
Debido a la escasez de materias primas y la dificultad para transportar combustibles alternativos, ningún combustible alternativo por sí solo puede satisfacer toda la demanda de la industria marítima al menos de momento. Por tanto, por ahora habrá que utilizar una combinación de fuentes de energía.
Actualmente se están desarrollando yates propulsados con hidrógeno y energía solar. El hidrógeno es capaz de alimentar barcos que navegan distancias cortas, así como satisfacer los requisitos de energía auxiliar de los buques más grandes, como por ejemplo, las cocinas.
Por otro lado, también se encuentra el GNL (gas natural licuado). Pero, solo es una alternativa transitoria porque sigue siendo bastante contaminante. Junto con ello se está utilizando la tecnología de pilas o celdas de combustible, que genera electricidad usando hidrógeno y oxígeno. Este es el caso de los nuevos cruceros que se están desarrollando.
Los puertos: otro gran reto para la descarbonización
La actividad en los puertos también es altamente contaminante. Gracias a las inversiones en infraestructuras, cuando los buques atracan en ellos se pueden conectar a su sistema de energía, lo que les permite apagar sus motores principales y reducir las emisiones -shore power-. Por lo tanto, para esta actividad sí es posible el suministro de energía eléctrica utilizando paneles solares y sistemas de almacenamiento de energía.
Como vemos, la transición energética es más complicada de lo que parece en la industria marítima. Los largos trayectos, los buques de enormes dimensiones y la necesidad de abastecerlos con una gran cantidad de energía son algunas de las causas que hacen que no sea fácil reducir la contaminación. Pero, poco a poco se van realizando avances.
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¡Hasta el próximo post!